La elaboración de las tradicionales matracas forma parte de los brindis en honor a la Inmaculada Concepción de María, en la celebración de La Gritería del siete de diciembre en Nicaragua.

Las manos laboriosas de la familia López Palacios de la comarca Pacayita, ubicada al sureste de la ciudad de Masaya, elaboran el juguete tradicional que acompaña el grito a la virgen en el país.

El arte de elaborar artículos tradicionales de la Purísima es una herencia que forma parte de la vida de muchas familias como en el caso de Saúl López, quien desde su niñez, aprendió de su padre el proceso de elaboración.

Lo que tengo de vivir siempre he trabajado en las temporadas de elaboración de matracas, pues mi papá siempre llevaba esta tradición y con el pasar del tiempo, yo heredé la bonita experiencia de mantener viva la tradición», comenta López, cuyo taller tiene su mismo nombre.

El taller de matracas se activa desde el 15 de octubre hasta el 6 de diciembre que termina la temporada.

Armar las matracas para La Gritería

Durante este tiempo, seis personas, entre ellos miembros de su familia, trabajan para sacar la producción diaria de un mil matracas. La elaboración inicia con la compra y proceso de la madera (aceituno), luego la máquina para hacer los cortes de las tablitas y después el armado de cada pieza.

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«Al armarla se prueba el sonido, luego mi esposa las pinta con el color base tradicional amarillo, posteriormente mi hijo menor y dos primitas van poniendo el toque final con los coloridos sellos. En total trabajan tres armadores, mi esposa, mis dos hijos y yo, los niños se integran después de sus estudios, ellos se motivan y ya les vamos inculcando la tradición», explica López.

Materia prima cuesta más

Cada año los costos de los insumos básicos principalmente la madera (blanca) tienden a incrementar y eso desde luego, requiere mayor inversión y variación en los precios al momento de ofertar el producto. Sin embargo, los artesanos no se desaniman e inician la tarea para no dejar morir la tradición.

«Este año pensé no trabajar porque todo está caro, uno se desanima, pero también entristece dejar atrás esta tradición de familia, hace falta la elaboración que se hace entre risas y con mucho amor, pues integra a amigos y familia», señala López.

Agrega que «las matracas forman parte de nuestras vidas y no podemos dejar morir la costumbre de elaborarlas para la festividad religiosa».

Creatividad, dedicación y amor es el ambiente que se percibe en la casa de Saúl, la cual se convierte en taller donde en 50 días de trabajo, logran elaborar 50 mil matracas, las que son encargos de comerciantes y de personas particulares que celebran su Purísima.

Este año suben de precio

El año pasado, el cien de matracas en el taller de López tenía un costo de 400 córdobas, precio que incrementó esté año a 500. Pero en los mercados populares, el valor incrementa aún más, pues el comerciante debe obtener su ganancia.

Sin duda alguna la celebración de la Purísima Concepción de María sin la tradicional matraca y otros productos alusivos a la festividad mariana, perderían colorido.

El taller Saúl López se ubica del primer cruce de la comarca Pacayita 500 metros al sur 75 metros al este.

Al llegar a su casa se escucha el ruido de la máquina que corta las piezas de madera para que la tradicional matraca no deje de chillar como celebrando el altar familiar de los dueños del taller que cada año también elaboran en honor a “La Conchita”.

Fuente IP Nicaragua

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