Ocho expresidentes costarricenses dirigieron el jueves una carta al Comité Nobel, en Noruega, para proponer a los Obispos nicaragüenses Rolando Álvarez y Silvio Báez al Premio Nobel de la Paz.

Los exmandatarios son: Óscar Arias, quien recibió el Premio Nobel de la Paz en 1987 por su trabajo en los acuerdos de paz centroamericanos, Abel Pacheco, Rafael Ángel Calderón, José María Figueres, Luis Guillermo Solís Rivera, Miguel Ángel Rodríguez Echeverría, Laura Chinchilla y Carlos Alvarado Quesada.

Los dos obispos que están siendo propuestos como candidatos al Nobel de la Paz han sido despojados de su nacionalidad nicaragüense por el gobierno del presidente Daniel Ortega. Uno de ellos, el obispo Rolando Álvarez, se encuentra en la cárcel actualmente purgando una condena de 26 años de prisión; mientras que el otro, Silvio Báez, está exiliado en Estados Unidos tras recibir amenazas de muerte en su contra.

Los exmandatarios firmantes de la carta aseguran que el obispo Báez “levantó su voz en defensa de la vida, la libertad de los derechos humanos” y que, por esa razón, ha sufrido persecución.

Mientras que de Álvarez explican que está detenido “arbitrariamente” desde agosto de 2022 cuando se negó a abandonar Nicaragua junto a 222 presos políticos que fueron expulsados del país y acogidos por Estados Unidos.

“El pueblo de Nicaragua en medio de su terrible opresión requiere el enorme y maravilloso estímulo en su lucha pacífica por la paz y la libertad que significaría el Premio Nobel de la Paz para estos dos obispos ejemplares”, indicaron los exmandatarios.

En una declaración a la Voz de América, la expresidenta Laura Chinchilla dijo que ambos religiosos “son dignos representantes de un pueblo heroico que lucha contra una dictadora opresora” y agregó que ambos han sido un “ejemplo” de lucha pacífica.

“El martirio que ambos han padecido los acredita perfectamente para recibir el premio Nobel de la Paz”, sentenció Chinchilla.

La iniciativa de la nominación de los obispos también ha sido impulsada por otras organizaciones como la Sociedad Internacional de Derechos Humanos (ISHR, por sus siglas en inglés) y la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH).

El gobierno nicaragüense no se ha referido a la solicitud de nominación de los obispos, sin embargo en ocasiones anteriores han tildado a los religiosos de “demonios con sotana” por cuestionar las violaciones a los derechos humanos en Managua.

Nicaragua vive una crisis de derechos humanos desde el año 2018 que surgieron protestas contra el presidente Daniel Ortega, las cuales el mandatario ha tildado como un intento de golpe de Estado contra su gobierno.

Fuente VOA

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