(Tomado de Expediente Público) El Ministerio de Salud (Minsa) es una institución sin armas, pero que puede matar.
Muy por debajo del perfil científico de sus médicos o su juramento hipocrático, en Nicaragua el sistema de salud público huele a sangre desde el 2018.
Ahora con la pandemia del coronavirus 2019 (COVID-19), “existe una gravísima preocupación” entre la opinión pública que teme un doble estándar en las atenciones por parte del Minsa y que se utilice nuevamente al sistema de salud público en venganza contra los que no comulgan con el régimen, señaló José Pallais a Expediente Público, miembro de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD).
En efecto, el Minsa repite el comportamiento del régimen en medio de una crisis sanitaria tomando como política de Estado el secretismo. A juicio del presidente de la Unidad Médica Nicaragüense, José Antonio Vásquez, ya hay contagio comunitario del COVID-19 en el país, pero el Gobierno se niega a hacer las pruebas, porque entre más pruebas haga, más posibilidades hay de confirmar casos de transmisión.
El Gobierno ha aceptado cinco casos positivos, incluyendo una muerte, y dos sospechosos hasta el primero de abril 2020, a los confirmados se denomina “importados” porque adquirieron el virus en un viaje al extranjero, eso le permite mantener las medidas de protección y prevención con los estándares más bajos, pero la UMN ha verificado “casos de pacientes en diferentes unidades de salud que ingresan con cuadros de fiebre, tos y que han evolucionado a una neumonía severa, pero no les quieren realizar las pruebas del COVID-19, tienen todas las características sintomáticas, pero les dicen que no tiene ningún familiar que haya estado en el extranjero o que se haya enfermado, a pesar de eso, hay una paciente que llegó a Cuba enferma de Nicaragua”.
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