En este tiempo en que la covid-19 nos ha arrebatado el ritual de despedirnos físicamente de quienes amamos, el periodista Sergio León Corea, de la ciudad de Bluefields, fue enterrado, rodeado de familiares, amigos y colegas, y acompañado desde redes sociales por miles de personas que seguimos las transmisiones en vivo desde la fanpage de La Costeñísima, la radio que fundó en 2001 y dirigió hasta convertirla en la primera plataforma multimedia de la Región Autónoma de la Costa Caribe Sur (RACCS).
“Esta es la transmisión en vivo más difícil que jamás pensamos hacer, nuestro director, nuestro maestro, un padre para nosotros, nuestro jefe ha muerto”, narraba a través de Facebook Live, la jefa de prensa, Kalúa Salazar
Kalúa no exageró al referirse a Sergio como un padre. Durante casi dos décadas Sergio lideró en La Costeñísima a jóvenes llenos de entusiasmo y compromiso. Decenas de periodistas que hoy tienen espacios independientes en Bluefields, o han hecho carrera desde otras instituciones, pasaron por La Costeñísima y los consejos de Sergio.
En 2017, durante un viaje por el relanzamiento del sitio web de La Costeñísima, tuve la oportunidad de compartir varias reuniones con Sergio y su equipo. Me impresionó que en cada reunión les invitaba a tomarse de las manos, cerrar los ojos y acompañarlo en una plegaria. Luego reflexionaban sobre el trabajo hecho y pese a que la radio ha enfrentado años muy duros, él siempre repetía: “Vendrán tiempos mejores, hay que resistir que ya pronto saldremos de esto”. Le pregunté qué era eso de rezar en una reunión de trabajo. Me respondió que era importante motivar al equipo y mantener el ánimo en alto. “Es un equipo muy joven, tienen muchas ganas de hacer las cosas, pero necesitan guía, también espiritual, me siento responsable por todos ellos”, dijo. También estaba pendiente de sus realidades, de sus necesidades en casa, de sus dificultades. Por eso Kalúa, sin exageración, le llamó “padre”.
Como amigo, Sergio también era leal y agradecido. Siempre tenía un consejo, una palabra de ánimo, una invitación para el compromiso.
Kalúa no exageró al referirse a Sergio como un padre. Durante casi dos décadas Sergio lideró en La Costeñísima a jóvenes llenos de entusiasmo y compromiso. Decenas de periodistas que hoy tienen espacios independientes en Bluefields, o han hecho carrera desde otras instituciones, pasaron por La Costeñísima y los consejos de Sergio.
En 2017, durante un viaje por el relanzamiento del sitio web de La Costeñísima, tuve la oportunidad de compartir varias reuniones con Sergio y su equipo. Me impresionó que en cada reunión les invitaba a tomarse de las manos, cerrar los ojos y acompañarlo en una plegaria. Luego reflexionaban sobre el trabajo hecho y pese a que la radio ha enfrentado años muy duros, él siempre repetía: “Vendrán tiempos mejores, hay que resistir que ya pronto saldremos de esto”. Le pregunté qué era eso de rezar en una reunión de trabajo. Me respondió que era importante motivar al equipo y mantener el ánimo en alto. “Es un equipo muy joven, tienen muchas ganas de hacer las cosas, pero necesitan guía, también espiritual, me siento responsable por todos ellos”, dijo. También estaba pendiente de sus realidades, de sus necesidades en casa, de sus dificultades. Por eso Kalúa, sin exageración, le llamó “padre”.
Como amigo, Sergio también era leal y agradecido. Siempre tenía un consejo, una palabra de ánimo, una invitación para el compromiso.
Aun en medio de las grandes dificultades económicas de la radio, Sergio apoyaba cuanta causa fuera necesaria. Cada Navidad promovía la entrega de juguetes entre los niños de las comunidades más empobrecidas de Bluefields. Si había un incendio o la lluvia había causado algún estrago, Sergio disponía de la radio para un “hablatón”. Si había que denunciar abusos de cualquier poder, o había que elevar alguna queja, el micrófono de La Costeñísima era el primero en encenderse. Y esto, tampoco, es ninguna exageración.
Sergio León denunció la pandemia que lo mató
Sergio León, de 50 años de edad, falleció este domingo 14 de junio, a las 09:30 de la mañana, cuando cumplía doce días ingresado en el Hospital Regional Ernesto Sequeira Blanco, tras presentar una deficiencia de oxígeno luego de varios días padeciendo en casa los síntomas de covid-19: fiebre, cansancio, dificultad para respirar.
Fue sepultado directo en la tierra, como había pedido varias veces —medio en broma, medio en serio—. El comentario se había hecho recurrente desde que entre abril y mayo de 2019 estuvo varias veces internado en Bluefields y Managua, por otras complicaciones médicas que le estaban arrebatando la energía en el último año.
Enfermo de covid-19 en casa, Sergio León recibió una cita judicial por denunciar el avance de la pandemia en el Caribe Sur. Lo denunciaban por injurias y calumnias, le dijeron. Antes también fue amenazado, perseguido y hostigado. Este 15 de junio, Sergio cumpliría un año desde que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) le otorgó medidas cautelares a él y su familia, por el asedio que incrementó con la cobertura de la represión orteguista contra la Rebelión de Abril.
Un mes después del otorgamiento de esas medidas cautelares, Sergio León hizo pública su denuncia: “La bala que mató a Ángel Gahona era para mí”. Se refería al asesinato del periodista y director del noticiero El Meridiano en la misma ciudad, fallecido de un disparo a la cabeza cuando transmitía por Facebook Live el desenlace de una protesta antigobierno, en abril de 2018.
“Se me han acercado a decirme: ‘te van a joder’, quieren que me calle, que me vaya, pero yo nací aquí en Bluefields y aquí me voy a morir”, afirmaba.
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