espués de mostrar un desempeño de -4.0% en 2018 y de -3.9% en 2019, con un pronóstico para 2020 que oscila entre -6% del FMI y -8.3% por la Cepal, la economía nicaragüense no da ninguna señal que haga pensar que lo peor ya pasó. En vez de ello, tres economistas entrevistados por CONFIDENCIAL consideran que aún debemos esperar que la caída continúe por algún tiempo.

“El caso de Nicaragua es complejo, porque venimos arrastrando tres crisis. La desaceleración de la inversión venezolana fue la primera. Luego la crisis de abril 2018, y la que estamos viviendo ahora (con la covid-19). Acarrear tres crisis al mismo tiempo, es como caer en un pozo, y creería que todavía no hemos tocado fondo”, afirma el economista Rodrigo Quintana, exconsultor del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

“Aún no hemos visto la peor parte de la caída. Desde 2018 estamos en una economía de subsistencia, en la que vamos cayendo como una pluma”, dijo la también economista Jessica Pérez, directora del Instituto Interdisciplinario de la Universidad Centroamericana (UCA). Si no, “¿cómo explicamos que en dos años de contracción aún estemos en pie?”, inquirió.

“Todavía no hemos llegado al fondo, por los rezagos que son propios a la dinámica económica”, aseguró por su parte un experto de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides).

El economista explicó que en estos casos, se manifiesta una suerte de “efecto dominó” que afecta a más de un trimestre, porque la economía entra en un “estado de sopor”, que dura un tiempo para luego “despertar”. “El peor trimestre de 2018 fue el último, porque la economía no se comporta lineal con los sucesos, sino que su efecto se extiende en el tiempo”, ilustró.

Basado en eso, insistió en que “no hemos tocado fondo”. Este problema “seguirá extendiéndose por el resto del año. Todavía no sabemos cuál será el trimestre que muestre más afectación. En todo caso, nuestro pronóstico es que la contracción del PIB estará en torno a -10%; la tasa de pobreza general pasará de 28.2% (en 2019) a un rango de entre 32.2% y 36.9% en 2020, y el desempleo pasaría del 5.5% en que cerró 2019, a oscilar entre 7.3% y 9.2%”.

La caída de las remesas y turismo

Las consecuencias de seguir en caída libre son múltiples y profundas, y se constituyen en lo más cercano a una garantía de que el problema irá a peor, como en un círculo vicioso, o en una espiral autorreforzada que empuja siempre hacia abajo.

Un ejemplo de ello es lo que ocurre con el desempleo, tanto en Nicaragua como en Estados Unidos, donde también se pronostican altas cantidades de personas sin trabajo en lo que resta del año.

Funides recuerda que “ya estamos en el tercer trimestre del año, y vemos que Estados como Florida, Texas, y otros”, están recibiendo el impacto de la epidemia, y no parece que vaya a ser distinto en el cuarto trimestre.

En esos Estados hay decenas de miles de nicaragüenses que envían remesas a casa, y ahora sufren las consecuencias del confinamiento: cierre de negocios, menor actividad de hoteles y restaurantes, lo que se traduce en una caída del empleo, y una reducción en el envío de remesas.

Por el lado del turismo nacional, los datos muestran que los ingresos de ese sector están en cero desde mediados de marzo. “Si en 2019 ingresaron unos 400 millones de dólares en turismo, estar en ceros a lo largo de tres meses puede representar 130 millones menos en ingresos”, dijo el centro de pensamiento.

La caída de ese sector afecta a otras industrias que tendrán que adaptarse al menor consumo de sus productos, como distintos tipos de alimentos y bebidas, productos de limpieza, cigarrillos, etc., lo se manifiesta en una nueva caída en el consumo en general.

Un resultado previsible de esta situación es un aumento de la informalidad, aprovechando que en Nicaragua, a diferencia de otras economías de la región, existe mucha flexibilidad para poner un negocio en la puerta de la casa, y tener la certeza razonable de que no aparecerá un empleado municipal o estatal a buscar cómo cobrar un impuesto.

“Veo surgir muchos negocitos, pero ¿cuánto tiempo podrán sostenerse, y cuánto tiempo podrá sostenerse la economía con ese tipo de actividades?”, preguntó Pérez, la economista de la UCA, admitiendo lo difícil que es hacer una proyección en estas circunstancias en que las entidades oficiales publican las cifras con demasiada anticipación, o simplemente no las publican.

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Por Kimberly León

Soy directora de La Costeñísima, el primer medio multimedia de la Costa Caribe Sur, fundado por mi padre Sergio León Corea (q.p.d.). En el 2016 culminé mi primer diplomado en Periodismo y Marketing Digital en la UCA y actualmente estudio Contaduría Pública y Finanzas en BICU.

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