Luego del paso de los huracanes Eta e Iota que azotaron a Nicaragua en menos de dos semanas, 15 reservas naturales sufrieron el impacto directo de los desastres naturales, causando daños en unas 905,031 hectáreas, lo que representa el 23% del total de las áreas protegidas del país, según reportes de la Fundación del Río.
El Centro Humboldt también calculó en otro informe, que el 43% de esas áreas se encuentran en un alto peligro de deslizamientos y el 11.9% en peligro medio.
Por otro lado, el Sistema Nacional para la Prevención de Desastres (SINAPRED) contabilizó en un informe preliminar 3,152,356 hectáreas de bosques expuestos por ambos huracanes.
Ahí se registraron afectaciones en 44 reservas naturales, de las cuales 17 sufrieron mayor impacto.
Además, estimaron 2,594 hectáreas de aguas contaminadas por las inundaciones.
Reservas naturales afectadas
Entre las áreas afectadas se encuentran aglomeradas en la Costa Caribe del país, entre la que se enumeran: Bosawas, Cerro Kilambé, Cerro Bana Cruz, Cerro Cola Blanca, Alamikamba, Limbaica, Makantaka, Llanos de Karawala, Laguna Layasiksa, Laguna kukalaya, Laguna de Yulu Karatá, Kligna, Yulu, Laguna de Pahara, Laguna Bismuna – Raya; y además la Reserva Biológica Marina de Cayos Miskitos y el Parque Nacional Cerro Soslaya. Esta información fue recopilada por Fundación del Río.
No obstante, el informe aclaró que “existen otras áreas protegidas fuera de la zona de impacto directo del huracán Iota que también pueden presentar impactos”, por lo que es necesario realizar otro estudio que detalle el impacto en otras áreas distribuidas a lo largo del territorio.
Asimismo, la Fundación del Río determinó que los impactos en las áreas protegidas están asociados a:
- Desprendimientos de ramas y derribo de árboles por los fuertes vientos.
- Deslizamientos de tierra y vegetación en pisos altitudinales.
- Arrastre de ecosistemas ribereños por crecida de ríos e inundaciones.
- Pérdida y alteración de hábitats de especies.
- Muerte de fauna acuática por poca oxigenación y arrastre de sedimentación en ríos.
- Alteración de ciclos de floración y pérdida de frutos que sirven de alimentación a la fauna.
- Movilización de fauna hacia otras zonas no impactadas.
Afectaciones en territorios indígenas
Igualmente, el recorrido del huracán Iota generó un impacto directo en al menos 23 territorios indígenas, que albergan a un total de 294 comunidades, habitadas por 147,459 personas.
En total los territorios afectados son seis de etnia Mayangna, once de origen Misquito y tres de ambas etnias.
Además, el informe reiteró que “existen otros territorios indígenas y afrodescendientes tanto del Centro, Pacifico y Norte del país como de la Costa Caribe Sur que también están sufriendo los efectos del huracán Iota, sobre todo asociados a los procesos de inundaciones y desbordes de ríos”.
De acuerdo con el informe de la Fundación del río las afectaciones a estas comunidades están relacionadas a las crecidas y desbordes de ríos. Así como daños en viviendas, suministros eléctricos y sistemas de telefonía. Adempas del cierre de vías como ríos, carreteras caminos, arrastres de infraestructuras, deslizamientos de tierra y pérdida de cultivos y áreas de producción.
No obstante, el director de Fundación del Río, Amaru Ruíz, dijo que las afectaciones en estas zonas no son comparables a las provocadas por otros previos huracanes.
“No hubo un impacto comparable con los que dejaron huracanes como Otto y Félix, que sí dañaron las reservas, porque (Iota) entró a una zona donde hay procesos de deforestación vinculados a la invasión de colonos”, explicó el experto.
Resolución para “acceder” a recursos naturales
Finalmente, a raíz del paso de los huracanes Eta e Iota se incrementó la incertidumbre por invasiones de colonos a las diversas áreas afectadas.
El pasado 24 de noviembre, la designada vicepresidenta Rosario Murillo anunció una resolución administrativa para “el aprovechamiento familiar de los árboles afectados por los huracanes”.
La resolución, se presentó a través del Instituto Nacional Forestar (INAFOR) y el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (MARENA).
En ella se establecen 15 artículos en los que permiten que los afectados “accedan” a los recursos naturales.
“Ocupar estos recursos y esos bienes naturales para la reconstrucción de viviendas no tendría ningún problema. Sin embargo, tenemos antecedentes como el caso del huracán Félix, que permitieron el aprovechamiento forestal y lo que provocó fueron procesos de desertificación, de árboles que estaban en pie”, recordó Ruiz, director de la Fundación del Río.