Es la primera mujer abogada del pueblo Rama. Desde pequeña estuvo ligada a la defensa de la propiedad comunal, pero fue hasta cuando se graduó de jurista que rompió paradigmas en su comunidad. Forjó un liderazgo que al día de hoy resiste a los embates represivos del régimen Ortega-Murillo por denunciar a los colonos que invaden los territorios indígenas
Bluefields, Nicaragua
Becky McCrea era una adolescente muy curiosa, sobre todo con lo que hacía su padre, Cleveland McCrea, un líder religioso en Rama Cay, una isla enclavada en el Caribe Sur de Nicaragua. El hombre se involucró más en la defensa de la comunidad, que en los menesteres espirituales. Eso llamó la atención de la joven indígena que, al acompañar a diario a su padre, entendió que su etnia luchaba contra la invasión de las tierras. Para ella, por fin tuvo sentido las disputas de los aldeanos contra esos forasteros llamados “colonos”, que se asentaban por la fuerza en sus costas rodeadas del mar color turquesa.
La lucha que el padre de Becky encabezó en Rama Cay contra los “colonos” tuvo un parteaguas en 2003, cuando la Asamblea Nacional de Nicaragua aprobó la Ley de Régimen de Propiedad Comunal de los Pueblos Indígenas y Comunidades Étnicas de las Regiones Autónomas de la Costa Atlántica de Nicaragua y de los Ríos Bocay, Coco, Indio y Maíz (Ley 445). Por primera vez, los pueblos originarios tanto del Caribe Sur y Norte del país tuvieron un marco legal que consagra el derecho de la propiedad comunal, sin embargo el cumplimiento de la normativa no fue el esperado por sus habitantes.
Los “colonos” continuaron —y continúan— la invasión de tierras y Becky, que pudo ingresar a la universidad a estudiar enfermería decidió cambiarse de carrera prontamente, para optar por la carrera de derecho, pues así conocería los detalles de una legislación que prometía determinación real para los pueblos indígenas de Nicaragua, pero que hasta el día de hoy no se aplica fielmente.
“Desde el principio quise usar el conocimiento adquirido en defensa del pueblo Rama”, dice Becky. Se graduó en 2010 y logró un hito: se convirtió en la primera jurista de su etnia.
Al salir de la universidad, Becky se enfrentó no solo a los colonos que invaden las tierras de los Ramas, sino a su pueblo mismo, sobre todo por ser mujer. El liderazgo indígena, por tradición, lo detentan los ancianos. Que una mujer tomara las riendas del proceso de defensa y demarcación de las tierras comunales era inaudito. Sin embargo, la nueva jurista se impuso a punta de determinación, al mismo tiempo que trabajaba como auxiliar de enfermería para mantener a sus dos pequeños hijos. “Mi objetivo fue contribuir en la formación de nuevos líderes Ramas”, dice Becky.
¡Y lo consiguió!
En 2004, Becky inició la búsqueda de apoyo internacional a través de la Fundación del Gobierno Territorial Rama Kriol, una institución que se alza como la única voz que denuncia y documenta las invasiones que sufre esta etnia, una de las más antiguas de Nicaragua y cada vez más arrinconada.
“Como mujer indígena fui ganando espacios. Como abogado he tratado de mantener la característica no violenta del pueblo Rama y establecer propuestas para convivir en el territorio con otras etnias. Sin embargo, los reclamos los hacemos por medio de las leyes, evitando enfrentamientos y demandando respeto y garantía a los derechos indígenas, a la propiedad comunal…”, asegura la defensora.
Becky sostiene que la principal causa de la invasión de tierras que sufren los indígenas en general recae en que nunca han sido prioridad para el gobierno de Nicaragua. En el último quinquenio, el avance de los colonos ha sido implacable, en gran medida por la desatención y la complicidad del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, que alienta las invasiones con el otorgamiento de concesiones mineras y el nulo freno a tomatierras, ganaderos y agricultores del centro y norte del país.
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“La realidad es que estamos siendo invadidos… La Reserva Indio Maíz se encuentra con presencia de mestizos y con daños ambientales severos. Hemos hecho pronunciamientos al respecto, visitas a las instituciones correspondientes para hacerles saber lo que ocurre, pero todo queda engavetado. Nadie nos escucha, nadie hace nada. Por otro lado, el Estado no ha hecho un proceso de divulgación e implementación de la Ley 445, de la Ley 28 (Estatuto de Autonomía de las Regiones de la Costa Caribe de Nicaragua), que garantizan el derecho colectivo e individual del territorio indígena Rama”, explica Becky.
Abogada rama fue detenida en varias ocasiones
Por alzar la voz de esta manera, Becky ha sido detenida por la Policía de Nicaragua en varias ocasiones. La primera vez fue en 2013, cuando Ortega aprobó la Ley Especial para el Desarrollo de Infraestructura y Transporte Nicaragüense atingente a el Canal, Ley 840, que implica desplazar a los Ramas de su territorio. Esta etnia denunció que esta ley fue aprobada sin el consentimiento ni la consulta previa e informada, tal como establece la ley de territorios indígenas. Becky junto a otros comunitarios emprendieron el largo camino hacia la Asamblea Nacional, en Managua, a expresar su descontento. Pero fue infructuoso. La líder fue detenida.
Becky también ha sido detenida en la Reserva Indio Maíz por el Ejército de Nicaragua cuando realizaba trabajo de campo, para documentar el avance de la minería y el despale.
“Estoy segura que el Gobierno central tiene responsabilidad en las actividades ilegales que están acabando con Indio Maíz”, afirma Becky. “En la actualidad los líderes indígenas no pueden hacer tanta incidencia debido a la situación sociopolítica que se vive a partir de 2018 en Nicaragua. Desde entonces es cuando mayor invasión hay en el territorio Rama. Muchos indígenas han tenido que emigrar para evitar ser asesinados por los colonos”, lamenta.
Quienes conocen a Becky como líder coinciden que uno de sus fuertes es la comunicación franca y abierta. Incluso, hasta los ancianos que la miraban con recelo, hoy la respetan. La abogada se ha vuelto un referente de los Rama. “Ella insiste en que los mejores hombres y mujeres de la comunidad nos unamos para defender nuestra tierra”, dice un indígena que prefiere omitir su nombre.
Estas palabras tienen un tono muy parecido al de Becky. Ella sostiene que si el pueblo indígena no entra en resistencia pacífica en demanda del respeto de sus territorios, “habrá un exterminio por la colonización interna”.
“Hemos visto que están acabando con nuestros recursos naturales, vendiendo las tierras que nos pertenecen y más ahora con la construcción de la nueva carretera de Bluefields. En unos diez años las familias Ramas no van a tener donde vivir, porque están siendo expulsados forzosamente por los colonos”, afirma Becky. “En los últimos dos años la salida de los indígenas Ramas ha sido más notoria. Tristemente han decidido salir de su territorio para proteger sus vidas”.
En lo que va de 2021, Becky ha recibido varias amenazas. La quieren callar, pero ella se niega, pese a que su familia teme por su seguridad y libertad. A esta mujer la impulsa, dice ella con los ojos mojados, la tierra donde nació: “Rama Cay”. “Es especial, porque aquí nací, crecí, y es donde está mi ombligo enterrado. En esta tierra que me da de comer está mi familia, mi identidad cultural. En Rama Cay está mi crecimiento personal como mujer profesional”, finaliza.