Deudas en financieras, bancos, casas de empeños y prestamistas, es la situación que viven miles de familias en todo Nicaragua.
“El deterioro de la economía en el país ha dejado aproximadamente al 13.5% de la población en el desempleo al cierre de 2020”, según la CEPAL, con un desplome del PIB de -8.3%.
Desde el inicio de la pandemia se observó una reducción de pagos de préstamos en bancos, por el impacto que recibieron las empresas en la disminución de las demandas en todos los sectores comerciales, lo que se reflejo a través de datos de la Superintendencia de Bancos y otras Instituciones Financieras (SIBOIF) que paso de ser 1,271,017.08 córdobas en febrero 2019 a 1,714,573.6 al 29 de febrero 2020.
Doña Flor Romero es una adulta mayor, que realizó un préstamo a una de tantas casas financieras para hacer una pulpería en su casa, C$50,000.00 fue el monto prestado, con cuotas de C$6,400.00 semanales, entregando como garantía su humilde vivienda.“
Yo hice ese préstamo para surtir la venta y medio comer, y ahora estoy en riesgo de perder la casa, yo me preocupó, soy discapacitada, no puedo trabajar, solo vivo con este niño, solo Dios y nosotros” lamenta doña Flor.
Quiebre, cierre y surgimiento de pequeños negocios
Pequeños emprendedores que a base de sacrificios y esfuerzos constantes, tuvieron que cerrar debido al golpe que recibió este sector durante la pandemia del Covid-19. Ventas de refrescos, comida rápida, fritangas, pulperías, pequeños establecimientos de ropa y calzado entre otros fueron los más afectados en Bluefields.
“Cuando estaba buena la venta yo me hacía hasta C$600 ahora solo C$150, entonces decidí no seguir vendiendo hasta que se compusiera la situación, expresaba una vendedora de fritanga del barrio Central dúrate los meses de junio y julio, periodo donde atacó más fuerte la pandemia en Bluefields.
Otra actividad notoria fue el delivery bajo la modalidad de “hago mandados” que llegó a tener mucho auge durante el periodo de auto cuarentena, ya que resultaba más fácil hacer el pedido y solo recibirlo en casa sin arriesgarse al contagio.
Solidaridad del pueblo costeño
“Pido que me ayuden a esas personas de buen corazón, no quiero perder mi casa, es lo único que tengo”, expresa con mucha tristeza doña Flor a través del noticiero Tras La Noticia.
Recibiendo los primeros treinta córdobas de parte de un taxista, cabe destacar que este sector es el primero que se suma en solidaridad de personas que pasan por dificultades.
Aun no termina la recolecta, si usted quiere ayudar a doña Flor, puede hacerlo visitándola en su casa de habitación en el barrio 19 de Julio del tanque de agua, cinco casas hacia abajo o en las instalaciones de La Costeñisima.