Tras un invierno marcado por los problemas respiratorios, el papa Francisco ofició una misa de Pascua ante unas 30.000 personas e hizo una enérgica petición de un cese el fuego en Gaza y un canje de prisioneros entre Rusia y Ucrania.
Francisco presidió la misa en una plaza de San Pedro decorada con flores y después ofreció una sentida plegaria por la paz en su resumen anual de crisis globales en el balcón con vistas a la plaza. Entre un acto y otro dio varias vueltas a la plaza en su papamóvil, saludando a los asistentes.
La misa del Domingo de Pascua, uno de los actos litúrgicos más importantes del año, congregó a unas 30.000 personas en la plaza de San Pedro.
“La paz nunca se hace con armas, sino con manos tendidas y corazones abiertos”, dijo Francisco ante aplausos de la multitud reunida en una mañana ventosa.
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Apenas unas horas después de celebrar la Vigilia de Pascua, de dos horas y media, el pontífice de 87 años parecía en buena forma. Francisco, al que se le extirpó parte de un pulmón en su juventud, ha tenido problemas respiratorios todo el invierno que el Vaticano y él han descrito como bronquitis, gripe o resfriado.
El Vaticano dijo que unas 30.000 personas habían asistido a la misa, y más aún llenaron la avenida de la Conciliación que lleva a la plaza. Al inicio del servicio, una ráfaga de aire derribó un gran icono religioso del altar a unos pocos pasos del papa, aunque varios asistentes la colocaron con rapidez en su lugar.
La misa de Pascua celebra lo que los fieles creen que fue la resurrección de Jesucristo tras su crucifixión y precede a la bendición Urbi et Orbi (“a la ciudad y al mundo”), un largo discurso que suele enumerar las amenazas que enfrenta la humanidad.
Francisco dijo esta semana que sus pensamientos estaban en particular con Ucrania y Gaza y todos los que enfrentan la guerra, en especial los niños que, según dijo, han “olvidado cómo sonreír”.
“Pido respeto a los principios del derecho internacional, expreso mi esperanza de un intercambio general de todos los prisioneros entre Rusia y Ucrania, ¡por el bien de todos!”, dijo.
También pidió la “rápida” liberación de los rehenes tomados de Israel el 7 de octubre, un cese el fuego inmediato en Gaza para que la ayuda humanitaria llegue a los palestinos.
“No permitamos que las hostilidades actuales sigan teniendo graves repercusiones sobre la población civil, que ya está en el límite de su resistencia, y especialmente sobre los niños”, dijo en un discurso que también mencionó las dificultades que sufren los haitianos, los rohinyá y las víctimas del tráfico de personas.
En las últimas semanas, Francisco ha evitado en general ofrecer largos discursos para evitar la carga sobre su sistema respiratorio. La semana pasada delegó la homilía del Domingo de Ramos y decidió en el último momento quedarse en casa en lugar de asistir a la procesión del Viernes Santo en el Coliseo.
El Vaticano dijo en una breve explicación que la decisión se había tomado para “conservar su salud”.
La decisión pareció haber dado resultado, ya que Francisco pudo recitar las plegarias de la larga Vigilia de Pascua, lo que incluyó administrar los sacramentos del bautismo y la primera comunión a ocho nuevos católicos y presidir la misa del Domingo de Pascua.
Tras una atareada Semana Santa, Francisco debería tener algo de tiempo para recuperarse, ya que no tiene viajes importantes previstos durante varios meses. (Voz de américa)
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