Cada día se observan más adolescentes con algún trastorno de la conducta alimentaria, quizás esto se debe a los medios y los estándares de belleza que nos imponen, a nuestra cultura o a nuestras creencias.
Hoy por hoy este tipo de trastornos es la tercera enfermedad crónica más común en mujeres adolescentes, y cada vez va creciendo más el número de hombres que lo tienen.
Un trastorno alimenticio es un problema que desarrollan algunas personas en relación a la comida y al control del peso, lo que lleva a estas personas a llegar a los extremos. Frecuentemente, estos trastornos aparecen en la fase de adolescencia, y estos tienen una gran influencia en el bienestar de los jóvenes, pudiendo llegar a ocasionar graves problemas de autoestima y aislamiento que pueden afectar tanto en el ámbito más personal, como en el familiar y social.
Desde el hogar hemos de prevenir la aparición de trastornos alimentarios en adolescentes. Las rutinas familiares, el estilo de crianza y la comunicación son claves a este respecto.
La familia es un agente socializador de primer orden: transmite valores y hábitos e influye significativamente en el modo de vida de los jóvenes. Las actitudes aprendidas respecto a la comida, al propio cuerpo, a la imagen y a la salud física y mental pueden funcionar como factores protectores o predisponentes de este tipo de trastornos.
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Es importante mencionar que estos trastornos son “multifactoriales” esto quiere decir que existen muchas cosas o factores que los causan entre ellos están:
- Las redes sociales y los estereotipos inalcanzables.
- La creencia cultural de qué si uno tiene un mayor peso, fracasará.
- La persona que tiene este trastorno, suele ser una persona con una autoestima baja, inflexible y muy perfeccionista.
- Haber sido humillado por su peso.
Recomendaciones para prevenir trastornos alimenticios
- Educar y fomentar una alimentación saludable, sin caer en extremos (dar el ejemplo).
- Promover una actividad física moderada, que idealmente involucre socialización.
- Favorecer la construcción de una autoestima adecuada.
- Evitar poner un excesivo énfasis en el peso y la figura.
- Informar a tus hijos que no es recomendable hacer dietas, porque muchas de ellas son contraproducentes.
- Evitar que los jóvenes realicen dietas agresivas, porque éstas suelen ser el punto de entrada a los trastornos alimentarios.
- Frente a la evidencia de dietas inapropiadas, preocupación excesiva por el peso, baja o incremento importante de peso, indagar cuanto antes con un especialista.
El tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria busca, en primer lugar, la recuperación del peso, la rehabilitación nutricional y la normalización de hábitos alimentarios saludables.
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