El paso fronterizo entre Egipto y la Franja de Gaza se abrió el sábado para permitir la entrada de la ayuda humanitaria que necesitan urgentemente los palestinos por primera vez desde que Israel aisló el territorio tras el sangriento asalto de Hamas hace dos semanas.
Los 2,3 millones de habitantes del enclave, la mitad de los cuales han huido de sus hogares, están racionando la comida y toman agua no potable. Los hospitales dicen que se están quedando sin suministros médicos y combustible para sus generadores de emergencia en medio de un apagón que afecta a todo el territorio. Israel ha lanzado oleadas de ataques aéreos sobre la Franja, pero el lanzamiento de proyectiles hacia territorio israelí ha continuado.
La apertura del paso ocurre tras más de una semana de diplomacia de alto nivel por parte de varios mediadores, incluyendo las visitas a la región del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y del secretario general de Naciones Unidas, António Guterres. Israel había insistido en que nada entraría a Gaza hasta que los cerca de 200 rehenes capturados por Hamas fuesen liberados. El lado palestino del paso se cerró debido a los bombardeos israelíes.
El medio estatal egipcio Al-Qahera, próximo a las agencias de seguridad del país, dijo que el sábado entraron a Gaza apenas 20 de los más de 200 camiones cargados con unas 3.000 toneladas de ayuda que llevaban días estacionados junto al puesto fronterizo. Cientos de personas con pasaporte extranjero aguardaban también para realizar el camino inverso y escapar de la guerra.
Naciones Unidas dijo que se entregarían suministros vitales al servicio médico de la Media Luna Roja Palestina. Pero Cindy McCain, directora del Programa Mundial de Alimentos de la institución, apuntó que la ayuda era insuficiente.
“La situación en Gaza es catastrófica”, aseguró. “Necesitamos muchos, muchos, muchos más camiones y un flujo continuo de ayuda”.
El gobierno de Hamas en la Franja dijo también que el limitado convoy “no podrá cambiar la catástrofe humanitaria que está sufriendo Gaza actualmente” y pidió un corredor seguro que funcione las 24 horas.
Por su parte, el contraalmirante Daniel Hagari, portavoz militar israelí, indicó que “la situación humanitaria en Gaza está bajo control” y apuntó que la ayuda se repartirá en el sur del territorio — donde el ejército ordenó reubicar a la población — y que no entrará combustible.
La apertura se produjo horas después de que Hamas liberó a una mujer estadounidense y a su hija adolescente, las primeras personas capturadas por el grupo en su asalto del 7 de octubre que recuperan la libertad. No estuvo claro de inmediato si los dos acontecimientos estaban relacionados.
Hamas liberó a Judith Raanan y a su hija Natalie, de 17 años, el viernes por lo que dijo que eran motivos humanitarios en virtud de un acuerdo con Qatar, la nación del Golfo Pérsico que suele ejercer de mediador en Oriente Medio.
Madre e hija habían viajado desde los suburbios de Chicago, donde residen, a Israel para celebrar las fiestas judías, indicó su familia. Estaban en el kibutz de Nahal Oz, cerca de Gaza, cuando combatientes de Hamas y de otros grupos entraron en localidades del sur de Israel, mataron a cientos de personas y secuestraron a al menos 210 más.
Biden habló con las dos mujeres y con sus familiares. El Comité Internacional de la Cruz Roja, que llevó a las estadounidenses desde Gaza a Israel, dijo que su liberación era “una brizna de esperanza”.
Hamas indicó en un comunicado que estaba trabajando con mediadores “para cerrar el caso” de los rehenes si las circunstancias de seguridad lo permiten y reiteró su compromiso con los esfuerzos de mediación de Egipto y Qatar, entre otros países.
Durante la noche y a primera hora del sábado se registraron intensos ataques aéreos en toda la Franja. El Ministerio de Salud, controlado por Hamas, reportó 345 decesos en el territorio en las últimas 24 horas e indicó que siete hospitales estaban fuera de servicio tras sufrir daños en ataques o quedarse sin combustible.
El Ministerio de Vivienda, que también está dirigido por el grupo insurgente, indicó que al menos el 30% de todas las viviendas del enclave quedaron destruidas o presentaban graves daños debido a la guerra. La cifra no incluye la destrucción de vecindarios enteros, que la agencia de la ONU para los refugiados describe ahora como “montones de escombros inaccesibles”.
Mientras, crecen las expectativas de una ofensiva terrestre que, según Israel, tendría como objetivo erradicar al grupo insurgente que ha gobernado Gaza durante 16 años. Israel dijo el viernes que no planea tomar el control a largo plazo del pequeño y densamente poblado territorio.
Israel ha intercambiado disparos con el grupo insurgente libanés Hizbulá en su frontera norte, elevando la preocupación sobre la posible apertura de un segundo frente. El ejército israelí indicó el sábado que alcanzó objetivos de Hizbulá en Líbano en respuesta al reciente lanzamiento de cohetes y a los ataques con misiles antitanque.
Es posible que una ofensiva terrestre israelí provoque un drástico aumento en la cifra de víctimas en ambos bandos debido a los combates urbanos. En Israel, más de 1.400 personas han muerto durante la guerra, la mayoría civiles asesinados durante la incursión de Hamas. Los insurgentes palestinos han continuado lanzado proyectiles a territorio israelí — más de 6.900 desde el día 7, de acuerdo con las autoridades.
Más de 4.100 personas han perdido la vida en la Franja, según el Ministerio de Salud, dirigido por Hamas. La cifra incluye a las víctimas de una explosión en un hospital a principios de semana.